¿Qué es la ansiedad y qué causa el miedo y el pánico?
Pánico y miedo: ¿Pero qué es exactamente el miedo? El miedo es una emoción universal que afecta a todo el mundo, independientemente del país o la educación. Por ello, el miedo es un componente natural de la vida humana, e incluso es necesario para la supervivencia, ya que está diseñado para protegernos de posibles peligros.
Además, el miedo puede considerarse tanto bueno como agradable. En psicología se denomina (eng.) «emoción». Es un sentimiento ambivalente que es a la vez aterrador y placentero, y tiene una influencia estimulante en el cuerpo.
¿Cómo controla el miedo y la ansiedad?
La ansiedad como emoción, también conocida como estado-ansiedad (estado) y ansiedad como (ing.) Muchas personas combaten la ansiedad y el pánico a través de la religión, ya sea leyendo los versículos sobre el miedo de la biblia, o asistiendo a la iglesia. Todas las formas que te traigan paz, son buenas y correctas. Solo debemos saber cómo llegar a ese punto.
También hay que distinguir entre la ansiedad como emoción, que es una condición temporalmente limitada de la experiencia actual, y la ansiedad como atributo de la personalidad, que existe independientemente de los sucesos temporalmente limitados. Un trastorno de ansiedad se define como una ansiedad que se produce en una cantidad desproporcionada, no tiene una causa racional y se acompaña de sufrimiento.
La ansiedad se presenta en una variedad de formas y grados de intensidad. En primer lugar, según el psicoterapeuta Fritz Riemann, todo el mundo está familiarizado con una variedad de fobias humanas básicas. Entre ellas se encuentran el «miedo al cambio», el «miedo a la cercanía», el «miedo a la finalidad» y el «miedo a ser uno mismo».
Miedos y fobia
Los miedos pueden manifestarse de diversas maneras, desde ansiedades menores como la incertidumbre o la timidez hasta el miedo extremo.
La fobia es un tipo de miedo que se manifiesta externamente. Se dirige a objetos, situaciones, lugares o personas concretas.
La acrofobia (miedo a las alturas), la aracnofobia (miedo a las arañas), la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados) y la pentofobia (miedo a la suegra) son trastornos de ansiedad fóbica comunes.
Pánico es el término que se utiliza cuando se cree que un miedo es extremadamente fuerte. En este escenario se producen ataques de ansiedad, que se caracterizan por la falta de aliento, la aceleración de los latidos del corazón y la transpiración, entre otros síntomas. Por otro lado, puede desarrollarse una parálisis de choque o catastrófica, que incapacita a la persona para moverse en un escenario aterrador.
La ansiedad provoca reacciones físicas
El miedo, en cambio, sirve para protegernos. Cuando nos exponemos a un riesgo (percibido), como un automóvil que se dirige a toda velocidad hacia nosotros, experimentamos miedo. Como resultado, el miedo desencadena una respuesta de «lucha o huida». Esto indica que podemos luchar o huir, siendo la huida la opción superior en el caso del coche. Nuestro cuerpo pasa por un proceso de activación que nos permite reaccionar rápida y eficazmente. Las reacciones específicas son las siguientes:
Las percepciones de los sentidos se vuelven más intensas (especialmente las pupilas se dilatan).
Se liberan adrenalina, noradrenalina y cortisol, las hormonas del estrés.
El ritmo cardíaco aumenta.
La presión arterial comienza a aumentar.
Los vasos sanguíneos se estrechan.
El suministro de sangre a los músculos mejora.
Espesamiento de la sangre (en preparación para una posible lesión)
Para que llegue más oxígeno a los músculos, la respiración se acelera.
Para ahorrar energía, se suprimen la digestión y la libido.
El nivel de azúcar en sangre aumenta.
La temperatura del cuerpo aumenta.
El sudor gotea de la frente.
Temblores
El nerviosismo (la excitación) se extiende a medida que aumenta la atención.
Esta actividad del cuerpo está causada por el sistema nervioso simpático, que incluye nuestros nervios de excitación y tensión. Cuando el peligro y el terror han pasado, los procesos fisiológicos opuestos e inhibidores del organismo entran en acción para calmarlo y devolverlo a su estado habitual. El sistema nervioso parasimpático, a veces conocido como nervio de la relajación, realiza esta función. Sin embargo, en otras personas, los reflejos inhibitorios son los primeros en actuar en situaciones de estrés, lo que da lugar a la mencionada parálisis de choque.
¿Cuáles son los síntomas de los trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por emociones de miedo. Se producen respuestas de miedo exageradas o exagerantes ante amenazas externas que no existen.
Las personas afectadas no pueden controlar sus reacciones irracionales de terror. Los trastornos de ansiedad pueden clasificarse en dos grupos. Las ansiedades inespecíficas, que se producen de forma espontánea y aleatoria y no tienen un desencadenante específico, pertenecen al primer tipo. Las fobias pertenecen a la segunda categoría. Son miedos asociados a determinadas cosas, circunstancias o entornos que inducen al miedo. Cuando las condiciones de vida cambian y estos cambios están relacionados con un estrés adicional, pueden desarrollarse trastornos de ansiedad. Una ruptura con la pareja, un diagnóstico médico grave, la pérdida de un empleo, un traslado, el nacimiento de un hijo, la transición de la escuela a la universidad o al empleo, o la transición del trabajo a la jubilación, o la muerte de un familiar, amigo o conocido son algunos ejemplos. Los trastornos de ansiedad, en cambio, tienen un amplio abanico de causas que no pueden reducirse a un único factor.
¿Cuáles son los síntomas de los trastornos de pánico?
Una persona que sufre trastornos de pánico debe haber tenido uno o más episodios de pánico. Además, se ven acosados por la ansiedad constante de experimentar otro ataque de pánico. No hay causas ni circunstancias específicas que provoquen los ataques de pánico. Por ello, pueden ocurrir en escenarios no estructurados, como ver la televisión o dormir la siesta, así como en actividades más estructuradas, como ir de compras o nadar. Los episodios de pánico son comunes en personas con otras fobias en dos tercios de los casos. La agorafobia es la más frecuente de ellas (claustrofobia). En este caso, los afectados pueden sentirse limitados o temerosos por la falta de opciones de escape.
Los episodios de pánico pueden ocurrir desde una vez al día hasta una vez al mes. Por lo tanto, son inesperados, lo que supone una tremenda y continua carga para quienes los padecen. Por último, un episodio de pánico puede producirse en cualquier momento y en cualquier lugar. Se denomina ansiedad anticipatoria. Las personas afectadas están aterrorizadas por su propio miedo. Un episodio de pánico puede durar desde unos minutos hasta media hora. Los ataques de pánico pueden durar varias horas en circunstancias excepcionales. Los ataques de pánico comparten muchos de los síntomas de otros trastornos de ansiedad:
Palpitaciones
Dolor en el pecho
Sensación de asfixia
Mareos
Sensación de mareo
Náuseas
Sudoración
Temblores y sofocos
Sensación de despersonalización y extrañeza (la sensación de estar al lado de uno mismo)
Sensación de desrealización (la sensación de estar en un entorno extraño).
También puede haber miedo a morir, sensación de pérdida de control o miedo a volverse loco, además de los síntomas anteriores.
Los ataques de pánico son muy frecuentes. Afectan a entre el 3% y el 4% de la población mundial. El trastorno de pánico afecta aproximadamente al doble de mujeres que de hombres. Afecta a la mayoría de los individuos de entre 20 y 30 años. Los síntomas de los ataques de pánico alcanzan su punto álgido a mediados de los 30 años, y van desapareciendo gradualmente a medida que se envejece.