El ejercicio físico y las mujeres
La pérdida de peso es un proceso que comienza en la respuesta de una hormona producida por diferentes estímulos como respuesta de un requerimiento calórico extra. Este requerimiento calórico extra se da gracias a la práctica de actividad física. Los estímulos envían al torrente sanguíneo una serie de hormonas que movilizan los depósitos de grasa.
Por lo tanto, se puede llegar a la conclusión de que las hormonas no son enviadas a un punto en concreto de nuestro cuerpo, sino que se envían al torrente sanguíneo que recorre todo el cuerpo. De modo que es fisiológicamente imposible perder grasa de manera localizada.
Lo que sí es posible, es practicar una serie de ejercicios físicos concretos que ayudan a perder el volumen de las zonas más específicas:
Para las mujeres que tienen una forma de manzana, es recomendable que evitan los ejercicios intensos, al igual que el consumo de dietas muy estrictas ya que la combinación de las dos produce en la mujer una mayor sensación de hambre, el hambre provoca estrés y el estrés produce cortisol, que disminuye el metabolismo y aumenta la grasa en la zona abdominal, es decir en la barriga.
Para mujeres en forma de pera, lo que se debe intentar es aumentar el metabolismo mediante el consumo de alimentos ricos en fibra, y ejercicios anaeróbicos, es decir, o correr a velocidad o hacer pesas. Esto se debe a que se ha comprobado que la práctica de ejercicio aeróbico o deportes de resistencia, lo que provoca es un consumo de la grasa de todo el cuerpo excepto de las caderas, ya que en esta zona hay pocos receptores de la adrenalina, que es la sustancia que moviliza los lípidos cuando realizamos este tipo de ejercicio. El ejercicio anaeróbico, por lo contrario, es seguido por un período de varias horas en las que se quema mucha grasa, pero en reposo, con baja adrenalina, por lo tanto se pierde grasa de todo el cuerpo, incluido de las caderas.