El canto de María y su correcta interpretación
La comunidad religiosa que reza el canto de alabanza del Magnificat (María al encontrarse embarazada de Jesús) dos veces al día. Como cualquier hábito repetido (entrecerrar los ojos, sonreír, estirarse, etc.), rezar el Magnificat deja su marca. Permite a los cristianos verse confrontados y reorientados.
El canto de María habla de los desafíos de nuestro momento cultural. Ha provocado preguntas difíciles, eleva a nuevas alturas, deja expuesto el pecado y la idolatría, y deja sin palabras para expresar asombro y maravilla.
Lamentablemente, el Magnificat es a menudo mal entendido y mal aplicado por varias interpretaciones que cada una se aferra a un aspecto del canto de María. Se elevan aspectos poco relevantes como el punto principal de la historia, y luego se aplica el canto para ajustarse a una visión del mundo particular.
De hecho hay al menos tres interpretaciones populares del canto de María que hacen esto. Se puede obtener información sobre la forma correcta interpretarlo en sitios como https://creemos.net/la-magnifica/reflexiones/ pero aún así el día de hoy se realizará un breve análisis sobre lo más relevante en esta poderosa e imprescindible oración.
María como personaje principal en el Canto de María
Una ruta popular de interpretación, especialmente entre los católicos romanos, en algunas iglesias orientales, y en el anglicanismo, es enfatizar la exaltación de María dentro del Magnificat. Esto es comprensible. Dios está cumpliendo sus propósitos a través de María. Es, después de todo, su canción de alabanza.
A diferencia de Isabel y Zacarías, cuyas palabras de alabanza Lucas atribuye a una especial llenura del Espíritu Santo (ver Lucas 1:41-45 y Lucas 1:67-79), el canto de María aparentemente emerge de una postura continua como evidencia de su muy especial corazón.
Su respuesta al llamado de Dios avergüenza a patriarcas como Jacob y profetas como Moisés. En consecuencia, queda evidenciado que es una mujer única y bendita, cuyo ejemplo y nombre debe ser venerado a través de las generaciones.
Conclusión
Se puede experimentar un gran beneficio al contemplar el papel de María en la historia de la redención, incluyendo algunas experiencias en la oración que harían que muchos protestantes se sonrojaran.
Pero cuando la tradición interpretativa eleva a María como protagonista, una historia particular comienza a tomar forma. Y tenemos que resistir esta estrategia interpretativa porque el texto se resiste a ella. El énfasis de la oración descansa firmemente en Dios, el Salvador, el Poderoso de Israel. Cada frase de la oración, excepto las dos primeras, tiene a Dios como sujeto, e incluso en las dos primeras frases Dios es el agente o actor, a través de cuya generosidad y favor María se encuentra elegida y bendecida.