Beneficios del ejercicio físico
Hoy en día ya nadie duda de que la vida sedentaria es perjudicial para la salud, y basta observar un poco las personas de nuestro entorno para darnos cuenta de ello.
Los ejercicios aeróbicos, como por ejemplo la natación, el ciclismo, correr, caminar o remar, producen diferentes cambios fisiológicos. Respecto al sistema cardiovascular, la actividad física provoca un aumento del tamaño y de la capacidad motora del corazón, lo que se significa una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo (sin hacer ejercicio). También aumenta la circulación de sangre por los capilares y la cantidad de glóbulos rojos y de hemoglobina que poseemos. Todo esto desemboca en un mayor rendimiento de la persona, que se cansa menos y se recupera antes tras un esfuerzo.
La actividad física también es beneficiosa porque regula el nivel de colesterol y de triglicéridos de la sangre. También evita la acumulación de grasa en las arterias y en la zona subcutánea. En cuanto a la capacidad pulmonar, aumenta el oxígeno que absorben los pulmones.
El trabajo de fuerza, por otro lado, conlleva el crecimiento de algunas fibras musculares que no se desarrollan en una vida sedentaria, aumentando las reservas de energía que se acumulan en los músculos. Todo esto nos permite aguantar más fácilmente la fatiga y el cansancio,incrementando nuestra resistencia y mejorando nuestra postura cultural.
Por otra parte, el ejercicio físico también equilibra el hambre y ayuda al correcto funcionamiento del aparato digestivo. De este modo, la persona aprende en qué momentos necesita comer y en cuáles no y evita la obesidad en el futuro. Así, el ejercicio físico no sólo mejora nuestra salud de forma directa, sino que también lo hace de forma indirecta acostumbrándonos a adquirir buenos hábitos.